Conductas autolesivas y “atracones” de comida: señales que alertan sobre la salud mental de los adolescentes chilenos

 

Reflejando el incremento de la desregulación emocional adolescente en nuestro país, la magister en Psicología Clínica María José Acevedo, del Instituto de Salud Mental y Bienestar, expresa que “las crisis de ansiedad han ido en aumento en los escolares, adolescentes y universitarios”.

         Tras la pandemia los problemas de salud mental se agudizaron en nuestro país y los adolescentes, enfrentados a una etapa crucial de su desarrollo, no están ajenos a ello. Los casos de desregulación emocional son bastante recurrentes y presentan diferentes manifestaciones, pero las más comunes suelen ser las crisis de ansiedad: “Yo puedo ver que han ido en franco aumento en los escolares, adolescentes y universitarios, durante la jornada escolar”, expresa la magíster en Psicología Clínica María José Acevedo, del Instituto de Salud Mental y Bienestar.
         La desregulación emocional en los adolescentes se vincula “con una dificultad más o menos persistente para reconocer los estados emocionales e identificar, ponerle nombre y regular la expresión de esos estados. Se relaciona con una expresión de las emociones poco adaptativa, ya sea impulsiva hacia otros o hacia sí mismo. Con una dificultad para reconocer, entender por qué nos sentimos como nos sentimos y luego expresarlo de una manera que sea adecuada y saludable para nosotros y las personas con que nos relacionamos”, explica.
         La especialista del Ismyb (www.ismyb.cl) indica que en la desregulación emocional se distingue entre quienes están infrarregulados, es decir que explotan por cualquier cosa, y los que están sobre o extremadamente regulados en su expresión emocional: “Ahí están los jóvenes que internalizan todo y que, aparentemente, es como que estuviera todo bien, hasta que hay una crisis”, recalca.
         Junto con puntualizar que “la pubertad en sí misma ya es un estresor, un factor de riesgo”, la profesional sostiene que “muchas veces nos cuesta aceptar que nos sentimos enojados, frustrados, avergonzados con determinados temas o cosas que nos pasan. A menudo a los adolescentes les cuesta entender por qué se sienten tan ansiosos, por ejemplo. Hay que ayudarlos a canalizar las emociones y el acompañamiento de los papás es
fundamental”.
Atracones y conductas autolesivas
-¿Cómo se puede detectar esa desrregulación?
-Es importante estar atentos a las señales de que hay un problema en el manejo de emociones en los jóvenes. Con las distintas generaciones adquiere diferentes manifestaciones, pero las más comunes son, por ejemplo, las crisis de ansiedad, y por lo que puedo ver han ido en franco aumento las crisis de ansiedad en los escolares, adolescentes y universitarios, durante la jornada escolar. Los trastornos alimentarios, sobre todo el descontrol, los episodios de atracones, también tienen que ver con descontrol de las emociones; las conconductas autolesivas, relacionadas con cortes o daño físico es casi como una epidemia entre los jóvenes.
-En ese contexto, ¿en qué medida también son un riesgo las adicciones?
-El consumo de droga cuando se vuelve recurrente también es una manifestación de la desrregulación emocional, una dificultad para regular emociones o estados. Todas ellas son formas muy poco adaptativas de tratar de sentirnos mejor o deshacernos de estados incómodos. La vida contemporánea en algunos sentidos ha sido promotora de esta mayor desrregulación emocional, ya que estimula la inmediatez en la satisfacción, no favorece la tolerancia a la frustración, al displacer o incomodidad. Es importante estimular en los niños y jóvenes el control de impulsos; es básicamente la capacidad para tolerar a veces las ganas que tenemos de hacer algo y pensar las consecuencias que determinadas acciones van a tener, tanto para nosotros como para otros, antes de actuar. Hay que pensar cómo, lo que sea que hagamos, nos va a hacer sentir después. Mucho de lo que nos causa ansiedad, angustia, tristeza, tiene que ver con decisiones que tomamos.
-¿Y cómo se alivian esos estados emocionales?
-Hay veces que, por ejemplo, para aliviar la frustración y ansiedad que un joven puede sentir al estar en una clase difícil que le cuesta entender, puede tomar la decisión impulsiva de salir de la sala e irse a su casa. Así evita lo que lo hace sentir ansioso o frustrado, y puede aliviarlo pasajeramente, pero a la larga no resuelve el problema y lo empeora. La próxima vez que el joven deba enfrentarse a esta clase es probable que su ansiedad y malestar aumente más aún, y a veces llegar a una crisis de ansiedad. Una mejor estrategia sería permanecer en clases, pedir ayuda, estudiar más con ayuda de compañeros, por ejemplo, lo que requiere más esfuerzo, pero a la larga es lo que verdaderamente bajará la ansiedad y resuelve el problema, fortaleciendo la autoestima.
Ansiedad, depresión y autolesiones: las amenzas
         La Defensora de la Niñez presentó en frebero ante el Minsal los resultados de un estudio sobre la salud mental de los niños y adolescentes en nuestro país, realizado en 2020-2021.
         Allí se revela que los niños, niñas y adolescentes reconocieron el concepto de salud mental como bienestar o sentirse bien. Reconocen como los problemas de salud más importantes la ansiedad (92,9% de las menciones), la depresión (92,3%) y las autolesiones (77,5%).
         Los encuestados identifican como grupos especialmente afectados en su salud mental a niños, niñas y adolescentes bajo cuidado del Estado (84% de las menciones), a aquellos(as) pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+ (82%), a las niñas y adolescentes (65%) y a quienes tienen alguna discapacidad (58%).

         *Entrevista publicada en Publimetro, Aton Chile, El Rancagúino, El Tiipógrafo, Diario El Día.



El impacto del cambio de hora en los chilenos: por qué afecta más a los niños, los adultos mayores y las personas con discapacidad psíquica.

 

La medida del retraso de los relojes en una hora genera algunas consecuencias en la salud física y mental de las personas. “Hay ciertos subgrupos de la población que se ven más afectados”, explica la psiquiatra del Instituto de Salud Mental y Bienestar, Nadia Guajardo.

          La sequía de 1968 produjo cortes de energía en el país e impulsó al gobierno de Eduardo Frei Montalva a decretar el primer cambio de hora por temporada, pero sólo en 1971 se aprobó la ley estableciendo que “en cada año la hora oficial se adelante en 60 minutos”. Con adecuaciones, la medida sigue vigente y cuestionada por quienes advierten cierto perjuicio para la salud. Los especialistas analizan sus efectos y, por ejemplo, logran determinar que, generalmente, “el cambio de hora afecta más a niños, niñas, adolescentes, adultos mayores y personas con discapacidad psíquica o cognitiva. Debido a las etapas del ciclo vital en que se encuentran y las características de cómo funciona su sistema nervioso, sus emociones y todos los procesos de regulación a nivel cerebral”, según explica la psiquiatra del Instituto de Salud Mental y Bienestar (www.ismyb.cl), Nadia Guajardo Moreno.
          “Al pasar al horario de invierno retrasamos una hora el reloj, lo que significa que debemos levantarnos una hora más tarde y dormirnos también una hora más. Esto afecta nuestro ritmo circadiano, que se va programando en la medida que día a día nos acostamos y levantamos a la misma hora. Al disminuir la luz solar al anochecer se libera la hormona melatonina desde la glándula Pineal, que nos permite comenzar a sentir sueño o cansancio y disponer nuestro sistema completo para dormir cuando empieza a caer la noche”, explica la doctora Guajardo.
Luego indica que en el tema “hay diferencias personales, porque algunos no sienten tanto el cambio, pero hay muchos que sí lo hacen. Ciertos subgrupos se ven mucho más afectados, como los niños pequeños, los adultos mayores, y quienes tienen algún grado de discapacidad intelectual o psicológica, que son personas que por su condición tienden a tener mayor reactividad a los cambios y se ven más afectadas. También aquellas personas que presentan ciertas características en su personalidad que hace que también que les cueste mas la adaptación”, añade.
El impacto en los niños de la casa
          La psiquiatra sostiene que “estos grupos etarios son más sensibles a los cambios. Les cuesta adaptarse, son más sensibles a las alteraciones de los ritmos circadianos, por ejemplo, y a las alteraciones de las necesidades básicas, como por ejemplo la necesidad del sueño, tanto de las horas totales como de los cambios en los horarios del sueño”.
         En su análisis sobre la incidencia de la medida, la doctora Nadia Guajardo también puntualiza que “hay otro subgrupo, de las personas con alguna discapacidad psíquiaca o cognitiva, que presentan algún trastorno de salud mental, como por ejemplo trastornos del ánimo o ansiosos. Ellos presentan la característica de que, en general, les cuesta adaptarse y son más sensibles a los cambios ambientales. Lo mismo aquellas personas con cuadros de esquizofrenia, psicosis o trastornos más deteriorantes de su salud mental, que los hace ser menos independientes. Les cuestan los cambios y requieren rutinas bastante más rígidas y estructuradas. Esos subgrupos de la población se ven más afectados”.
          Asimismo, la especialista del Instituto de Salud Mental y Bienestar advierte que “para adaptarse a los cambios hay un tiempo estimado, y la gran mayoría nos demoramos aproximadamente dos semanas en promedio. Los niños duermen más y la modificación les provoca irritabilidad, somnolencia, cansancio, falta de concentración, más problema para dormirse en la noche y despertar en la mañana. Les pasa también a los adultos, aunque es más marcado en los niños y adultos mayores”.
          *Entrevista publicada en Publimetro, El Rancagüino, El Tipógrafo, El Diario de Santiago y AtonChile.
DOCTOR ABEL MORALES

“Estamos en una sociedad narcisista, extrema, sin límites; que tiene una patología psiquiátrica”

 

Según un estudio, el 56% de los chilenos estima que su salud mental ha empeorado desde que se inició la pandemia. El psiquiatra Abel Morales sostiene que “estamos inmersos en una sociedad con múltiples crisis, donde la violencia está siendo validada como una manera de obtener cosas y resolver problemas”. Y explica que “es claro el aumento de consultas en los servicios de urgencia por patología de salud mental, sobre todo en poblaciones más vulnerables como niños, niñas y adolescentes, con aumento de autoagresiones e intentos suicidas”.

        “Luego del estallido social ocurrido en Chile y la pandemia, los problemas de estrés y de patología de salud mental en general aumentaron. Aunque no hay datos estadísticos objetivos para indicar, subjetivamente es claro el aumento de consultas en los servicios de urgencia por patología de salud mental, sobre todo en algunas poblaciones más vulnerables como nuestros niños, niñas y adolescentes, con aumento de autoagresiones e intentos suicidas”, explica el doctor Abel Morales Aravena, psiquiatra de adultos del Instituto de Salud Mental y Bienestar (www.Ismyb.cl) y jefe de la unidad de Salud Mental del Hospital de Copiapó.
        Los problemas de esa índole afectan significativamente en el último tiempo a los chilenos, sobre todo en su calidad de vida y su productvidad laboral. Así lo avalan algunos índices de la 6ª versión del “Termómetro de Salud Mental en Chile” (enero 2023), elaborado por la ACHS y el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la U. Católica. Casi un 40% dijo haber consultado algún profesional de salud mental en su vida, un 16,6% lo hizo el último año y un 9,6% dijo estar recibiendo tratamiento psicológico o psiquiátrico. Además, sólo Turquía supera a Chile en el porcentaje de personas que creen que su bienestar emocional y psicológico está peor que antes de la pandemia. 
         “Considerando el aumento del estrés basal al que estamos sometidos tanto por la situación económica nacional y mundial, por los efectos de la pandemia y considerando que estamos inmersos en una sociedad cada vez más exigente, es que en la actualidad cualquier factor como retomar la ‘vida normal’ en marzo, puede ser un elemento que genere estrés. Por esta razón, es indispensable estar atento a los síntomas del llamado síndrome postvacacional -cansancio, ansiedad, angustia, cambios de humor, irritabilidad, insomnio, tensión muscular, cefalea, síntomas gastrointestinales, etc-, tomar medidas de prevención y autocuidado general y consultar debidamente a algún profesional si es necesario”, puntualiza el doctor Morales.
Tiempos violentos
         Sobre las motivaciones que explican la agresividad y violencia latente en diversos ámbitos de nuestro país, el especialista del Instituto de Salud Mental agrega: “Aunque previo a la pandemia y a las cuarentena ya habían indicios de un aumento en la violencia y agresividad, reflejado en lo que fue el estallido social por ejemplo, la pandemia efectivamente ha propiciado en una exacerbación del mismo. Es una época de cambios, de incertidumbre, con una pandemia que no ha terminado, con una guerra en Europa, con una situación económica compleja a nivel nacional y mundial, lo que evidentemente genera un nivel estrés basal mayor, por lo que cualquier factor que amerite la necesidad de readaptación en nuestro día a día, de por sí, va a generar mayor ansiedad, frustración o estrés”.
        Asimismo, el psiquiatra del Instituto de Salud Mental y Bienestar analiza que “estamos inmersos en una sociedad con múltiples crisis, no sílo por lo dicho en relación a la crisis política, sanitaria, económica, etc., sino porque también vemos una sociedad en donde la violencia está siendo validada como una manera de obtener cosas y resolver problemas, una sociedad narcisista, poco empática, extrema, donde todo es blanco o negro, con baja tolerancia a la frustración y bajo control de impulsos, donde sílo importa mi punto de vista y si el otro no comparte mi opinión, es atacado, con escaso respeto y capacidad de diálogo. Una sociedad sin límites, donde la autoridad, por distintas razones, ha perdido su poder de control. Si extrapolamos esto al ámbito de mi especialidad, aunque suene descabellado, estamos en una sociedad que actualmente cumple criterios para decir que tiene una patología psiquiátrica y, como toda patología de salud mental, es necesario tratar de manera integral”.
¿Cómo recuperar la salud mental de los chilenos?
         Agresividad latente, intolerancia y violencia están presentes la cotidaneidad nacional desde la sala de clases a las calles. Los síntomas son tangibles a diario y Abel Morales advierte que “es claro que para revertir esto debe existir un cambio a nivel colectivo, pero tengo la convicción que si cada uno aportamos nuestro granito de arena, cuidándonos a nosotros mismos y con mayor respeto hacia los demás, podremos construir una sociedad mejor y más sana en cuanto a su salud mental”.
         Del mismo modo, el psiquiatra destaca que “una de las cosas rescatables de la pandemia fue la búsqueda de alternativas de atención en salud tales como la atención online, la llamada telepsiquiatría. Aunque no era algo nuevo, con experiencias en el país previo a la pandemia, por colaboración entre especialistas de salud mental y no especialistas de atención primaria, la pandemia permitió que esta atención llegara para quedarse. No es secreto que el país tiene una distribución desigual de especialistas, con una mayor concentración en la zona central lo que, junto a nuestra geografía, dificulta el acceso equitativo a estos recursos, por lo que la atención online viene a suplir en parte estas falencias. En mi caso, trabajando en la región de Atacama, una de las regiones con menos especialistas de Chile, y próximo a trasladarme, la atención online me permitirá poder seguir atendiendo a pacientes de la región, apoyando de alguna manera a esta escasez de profesionales”.

*Entrevista publicada en Diario Publimetro y Diario El Día de La Serena.

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